COVID Persistente y su relación con la disfunción autonómica.

 Elaborado por:

Lic. Aurora Sáez Morales.


El Covid-19 es un coronavirus llamado SARS-CoV-2 siendo un virus ARN, actualmente ha ido mutando hasta llegar a la variante Omicron.  Existen varias etapas de infección como son: aguda, subaguda y crónica.

COVID-19 agudo: Signos y síntomas de la COVID-19, tras su contagio, que se pueden extender hasta a unas 4 semanas desde el contagio.

Secuelas de la COVID-19, denominadas frecuentemente post-COVID: Existe el antecedente de una afectación grave por la COVID-19 en su fase aguda, que, frecuentemente, ha requerido ingreso hospitalario, incluso en unidades de críticos, y que presentan síntomas derivados de secuelas posteriores al daño estructural de las complicaciones sufridas.

COVID Persistente a Long COVID (CP/LC): Complejo sintomático multiorgánico que afecta a aquellos pacientes que han padecido la COVID-19 (con diagnóstico confirmado por pruebas de laboratorio o sin él) y que permanecen con sintomatología tras la considerada fase aguda de la enfermedad, pasadas 4 e incluso 12 semanas, persistiendo los síntomas en el tiempo. 

Varios médicos e investigadores a nivel internacional están investigando sobre las secuelas que deja la enfermedad del COVID-19, las cuales hasta el momento representan una combinación de la infección viral inicial, respuestas humorales e inflamatorias, lesión de órganos diana y factores desconocidos o mal definidos que causan síntomas prolongados derivados del daño, disfunción o regulación alterada de uno o más sistemas de órganos. 

Los síntomas del Long COVID se superponen con síntomas de disfunción autónoma de fibras pequeñas con hipoperfusión cerebral ortostática, síndromes de Intolerancia Ortostática principalmente POTS, hiperhidrosis, exacerbación de hipotermia paroxística, polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda.  De ahí que se ha vuelto un punto de interés para los especialistas en el tema de Disautonomía y la importancia de una investigación más sistemática de capturar el panorama más amplio de la disautonomía en relación con el COVID-19 por medio de una investigación de una cohorte más grande de pacientes utilizando una cuidadosa evaluación neurológica y pruebas de función autónoma estandarizados. Sobre todo, después de haberse aliviado del COVID-19.  Ya que también esto tendrá un impacto negativo en el sector médico para dar atención médica para estos tipos de pacientes más los que previamente son atendidos en hospitales de alta especialidad en el tema de Disfunción Autónoma o en especialistas privados. 

 1.                COVID -19

1 el virus puede causar complicaciones multiorgánicas y el Long COVID.

2 el SARS-CoV-2 logra entrar en las células de múltiples órganos a través del receptor ACE2. 

3.- Una vez que estas células han sido invadidas, el virus puede causar una multitud de daños que en última instancia conducen a numerosos síntomas persistentes.

Los síntomas posteriores a COVID deben tomarse como un proceso dinámico y complejo que puede integrar factores biológicos, psicológicos y sociales potenciales que podrían predisponer o promover el desarrollo de síntomas post-COVID.  Esta clasificación también está condicionada por si un paciente ha requerido ingreso hospitalario o no.

El siguiente modelo integrador ayuda a distinguir mejor los síntomas de COVID largo y COVID persistente. Por medio de las siguientes fases: 

En la fase de transición, los síntomas deben interpretarse con cautela como potencialmente relacionados por el COVID-19 antes de ser considerado síntomas post- COVID.  Para lo cual se debe descartar primero las secuelas potencialmente relacionadas con la hospitalización:

Estar mucho tiempo en cama. barotrauma relacionados con el ventilador, polineuropatías, etc. 

Se propone una fase de transición después de la hospitalización de 4 a 5 semanas después del alta para definir mejor los síntomas agudos posteriores al COVID que están realmente relacionados, la duración de esta fase dependerá del tiempo que estuvo hospitalizado (días, semanas o meses).

 También se propone la distinción de "largo" (desde la semana 12 a la semana 24) y "persistente" (desde la semana 24 en adelante) para distinguir los síntomas con una mejoría retardada pero progresiva, de los síntomas "persistentes" reales. que pueden tener un curso prolongado y refractario, menor probabilidad de resolución espontánea y una mayor necesidad de un abordaje multidisciplinario.

 

El Instituto Nacional de Investigaciones en Salud (NIHR), sugiere que las personas

que experimentan COVID prolongado pueden presentar diferentes síndromes:

 

  1. Síndrome post-cuidados intensivos (equivalente al síndrome post-intensivo agudo). 
  2. Síndrome de fatiga post-viral (si la fatiga es el síntoma predominante post-COVID), daño orgánico permanente (un mecanismo subyacente que explica los síntomas a largo plazo) 
  3. Síndrome de COVID a largo plazo (equivalente a post-COVID prolongado y persistente) basado en la premisa de que los síntomas post-COVID varían en intensidad y duración y no son lineales o secuenciales.
Los síntomas posteriores a COVID deben tomarse como un proceso dinámico y complejo que puede integrar factores biológicos, psicológicos y sociales potenciales que podrían predisponer o promover el desarrollo de síntomas post-COVID.  Esta clasificación también está condicionada por si un paciente ha requerido ingreso hospitalario o no.

 1 .1.  Complicaciones neurológicas específicas

Gracias a estudios clínicos y experimentales se ha demostrado que los coronavirus tienen una cierta tendencia por el sistema nervioso central causando diversas patologías neurológicas.  Lo anterior se ha documentado con los coronavirus humanos como:  OC-43, 229E, MERS y SARS y en algunos coronavirus animales (coronavirus de la encefalomielitis hemaglutinante porcina).  Las posibles complicaciones neurológicas que se deben evaluar en estudios epidemiológicos del COVId-19 son: 

2. ¿QUÉ ES LONG COVID?

  • Es la condición posterior al COVID-19.
  • Ocurre en personas con antecedentes de infección probable o confirmada por SARS-CoV-2.
  • Generalmente 3 meses desde el inicio del COVID-19 con síntomas que duran al menos 2 meses y no pueden explicarse con un diagnóstico alternativo.
  • Es una enfermedad multisistémica que procede al cuadro agudo leve. (Greenhalg, T, 2020)
  • Es un desarrollo crónico y potencialmente debilitante que ocurre en múltiples sistemas orgánicos.
  • Se presenta de manera heterogénea después de una infección aguda de COVID-19
  • Existen más de 200 síntomas. 
  • Los niños experimentan los síntomas del COVID persistente de forma similar a los adultos y casi con la misma frecuencia.
  • Puede ser difícil de diagnosticar y es posible que algunas personas no se den cuenta de que sus síntomas podrían estar relacionados con una infección previa por COVID-19.
  • Para la mayoría de las personas, la recuperación no es lineal.
  • Prevalencia del COVID Persistente / Long COVID: es al menos un 10 % de los contagiados.

No se sabe por qué se prolonga la recuperación de algunas personas, el doctor Peter Rowe, considera que puede contribuir varios factores, como la carga viral persistente por una respuesta de anticuerpos débil o ausente, la recaída o la reinfección, el desarrollo de reacciones inflamatorias y otras reacciones inmunes, el desacondicionamiento físico y factores emocionales, como el estrés postraumático.

2.1 Posibles causas del Long COVID.

Las principales teorías de la etiopatogenia de la COVID Persistente / Long COVID:

  • Persistencia del virus
  • Tormenta inflamatoria y alteración de la inmunidad
  • Autoanticuerpos

Lo anterior queda explicado por medio del funcionamiento del Sistema Nervioso Autónomo Extendido, en el cual el SARS-CoV- 2 produce estrés (respuesta) y activa el sistema inmuno neuroendocrino el cual es esencial para mantener la homeostasis durante situaciones de estrés. Los adultos mayores, los pacientes con enfermedades reumáticas autoinmunes y con otras comorbilidades como la DISAUTONOMÍA tienen una respuesta alterada del sistema inmunitario-neuroendocrino lo que favorece la hiperrespuesta inflamatoria debido a una reacción inadecuada del sistema inmune neuroendocrino.

Recordemos que el hipotálamo es una estructura compleja que tiene muchos grupos neuronales y circuitos intra hipotalámicos que son la base de la interacción inmunoneuroendocrina. Esta estructura puede verse afectada por la infección por COVID-19. Los circuitos hipotalámicos son esenciales para mantener la homeostasis y la respuesta inmunoneurioendocrina al SARS-CoV-2.

Cuando el virus entra y se aloja inicia una respuesta inmune/inflamatoria estimulando los sistemas de respuesta al estrés, 

una parte fundamental del sistema inmune-neuroendocrino, como los siguientes: el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HPA); el eje hipotalámico-hipofisario-tiroideo (De hecho, este tipo de respuesta integral se ha observado en infecciones de diferentes tipos, como virales, bacterianas y parásitos. Por lo tanto, esta respuesta puede ser similar en pacientes infectados con COVID-19.


David S. Goldstein en su ensayo El Sistema Nervioso Autónomo Extendido, dishomeostasis y COVID- 19 en el 2020. Nos explica que un ejemplo más moderno de las interacciones autónomas-inmunes (SNA extendido) es la regulación de las citocinas y el "inflamasoma" por el nervio vago. Expone algunos casos de cómo puede afectar el COVID- 19 en el sistema neurológico. 

 

Se ha propuesto que el virus SARS-CoV-2 puede invadir el tronco del encéfalo y alterar las funciones de los centros cardiorrespiratorios medulares

En pacientes con enfermedad de Parkinson, el COVID-19 empeora los síntomas motores y no motores, siendo prominentes las anomalías urinarias y la fatiga.

Se ha informado que los niveles séricos de cadenas ligeras de neurofilamentos, un biomarcador de daño axonal, aumentan en pacientes con COVID-19

No ha habido informes sobre regiones cerebrales o vías de la red autónoma central en COVID-19, aunque se puede especular razonablemente que la participación del núcleo medular del tracto solitario o del núcleo motor dorsal del nervio vago predispone a síntomas como náuseas, vómitos y pérdida del apetito. 

En consecuencia, la infección por COVID-19 sin duda causa estrés emocional, físico y biológico, lo que lleva a los sistemas de respuesta al estrés. De hecho, varios estudios demostraron que aproximadamente el 60 % de los pacientes durante la pandemia de COVID-19 mostraron ansiedad, estrés y depresión. Por eso es importante que el sector salud conozca el efecto de la infección por COVID-19 en el sistema inmunológico-neuroendocrino y su respuesta, para poder proponer nuevos tratamientos, con el fin de mejorar la supervivencia de los pacientes infectados con COVID-19. La consecuencia del daño causado por el SARS-CoV-2 en el sistema inmunoneuroendocrino será objeto de estudio durante la etapa posterior a COVID-19

 2.2 Síntomas de Long COVID.

Pueden existir más de 200 síntomas, que pueden afectar a cualquier parte del cuerpo, pueden aparecer y desaparecer, y aparecer otros nuevos en semanas o meses después, hasta variar de intensidad. Y la recuperación no es lineal. 

El COVID-19 leve puede estar asociado con síntomas como tos, febrícula y fatiga, los cuales pueden presentar recaídas y remisiones. Otros síntomas persistentes reportados incluyen:


2.3 ¿Cómo se diagnostica el COVID largo?

No existe una prueba específica para diagnosticar el COVID de larga duración, de modo que se diagnostica en función de los síntomas.  En caso de niños el pediatra puede realizar otras pruebas o derivarlo a un subespecialista pediátrico, en particular si los síntomas continúan por más de tres meses. Esto es para asegurarse de que no haya nada más que esté causando los síntomas. 

A)    Evaluar e investigar los motivos de los síntomas más persistentes.

  B) Exploración física y pruebas de laboratorio.




A)     C) Estudio de las consecuencias del Long COVID en distintas áreas.

Aplicar la escala de estado funcional post-COVID-19 creada corresponde a la escala creada recientemente por Klok et al.  con el fin de hacer el seguimiento posterior a pacientes infectados por COVID- 19.  Se enfoca en aspectos relevantes de la vida diaria, buscando la constancia de las limitaciones funcionales de los pacientes que cursan o han cursado con infección por COVID-19.  Aplicar la escala de estado funcional post-COVID-19 creada corresponde a la escala creada recientemente por Klok et al.  con el fin de hacer el seguimiento posterior a pacientes infectados por COVID- 19.  Se enfoca en aspectos relevantes de la vida diaria, buscando la constancia de las limitaciones funcionales de los pacientes que cursan o han cursado con infección por COVID-19. 

El objetivo de utilizar esta escala es poder establecer las consecuencias de la infección sobre el estado funcional abarcando todo el rango de resultados funcionales al enfocarse en las limitaciones en las tareas/actividades habituales, ya sea en el hogar o en el trabajo/estudio, así como cambios en el estilo de vida.

A la vez establecer si se llega a considerar que el paciente puede tener discapacidad y a la vez, permite de manera más objetiva el establecer terapias de rehabilitación funcional y respiratoria.  Las calificaciones de la escala son intuitivas, por lo que tanto los médicos como los pacientes pueden comprenderlas fácilmente. Dicha escala puede ser aplicada por médicos u otros profesionales sanitarios por medio de una entrevista estructurada o autoadministrada por el paciente. La calificación del estado funcional se define como grado 0 si el encuestado no presenta limitaciones o síntomas, y tendrá el puntaje más alto cuanto mayor sea la limitación funcional.

3. DISFUNCIÓN AUTONÓMICA Y COVID- 19.

Los síntomas de la COVID-19 de larga duración pueden ser similares o superponerse con aquellos de algunas otras afecciones, que incluyen:

 3.1. Encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica: 

Es una enfermedad neuro-endocrino-inmunológica, que implica un importante desarreglo bioquímico, causa una gran fatiga física y mental que no se alivia con descanso. Los pacientes tienen que presentar de forma simultánea 4 o más de los 8 síntomas/signos siguientes, y que todos ellos persistan durante 6 meses o más.  Existen varios grados de afectación e incluso en un mismo paciente puede tener oscilaciones de intensidad. La Unidad de Síndrome de Fatiga Crónica del Hospital Clínic propuso una escala de afectación funcional que gradúa la enfermedad de leve a grave.

(Grado I) – Leve. La actividad se reduce a la mitad de lo que se realizaba antes.

(Grado II) – Moderado. Vida limitada al domicilio y la actividad se reduce a una tercera parte de lo que hacía con anterioridad.

(Grado III) – Grave. Sin poder hacer ni una mínima actividad continuada.

Casi el 75 % de las personas que padecen COVID persistente siguen experimentando MEP después de 6 meses



ENLACE PARA INFOGRAFIA DE PACING.

https://world.physio/sites/default/files/2021-06/WPTD2021-InfoSheet4-Pacing-Spanish-A4-v1.pdf

 

3.2 Intolerancia ortostática - Disautonomía tipo POTS- POST COVID.

Muchas personas con COVID de larga duración, especialmente niños y adolescentes, pueden experimentar intolerancia ortostática. Esto le hace sentir aturdido, mareado, débil, o desmayarse cuando se sienta o se pone de pie durante más de unos minutos. Es causado por la reducción del flujo sanguíneo al cerebro. Los expertos creen que tener intolerancia ortostática influye en la sensación de cansancio de una persona y en la gravedad de su PEM.

 3.2.1 POTS

Síndrome de taquicardia ortostática (POTS) sucede cuando se pasa de la posición horizontal (acostado) a vertical (parado) provocando un aumento excesivo de la frecuencia cardíaca (Taquicardia) y experimentando múltiples síntomas que incluyen: palpitaciones rápidas, dolores en el pecho, mareos, desmayos, náuseas, fatiga, dificultad para pensar, problemas en el intestino, dolores de cabeza, temblores, trastornos del sueño y más. Puede ser gatillado por una enfermedad viral, como durante la epidemia de SARS (2002) y se ha reportado para COVID, como también puede tener un mecanismo autoinmune. Es una forma de Disautonomía relacionada con la Intolerancia Ortostática a causa de una falla del sistema nervioso autónomo que genera una hiperactividad de la rama simpática. 


3.2.2 Mecanismos fisiológicos que podrían estar asociados con el POTS por Long COVID.

Hay varios mecanismo que no se excluyen mutuamente, pero hasta la fecha no hay evidencia publicada que las respalde entre ellas se consideran las siguientes.

1.- Es la disminución del volumen sanguíneo (hipovolemia) que aumenta de manera secundaria el flujo de salida cardiaca (actividad simpática), sumado el descondicionamiento por el reposo prolongado en cama forman un círculo vicioso.  

2.- La destrucción e infección de las neuronas extra-cardiacas postganglionares del sistema nervioso simpático (SNS) por el SARS-CoV-2, aumentando secundariamente el flujo de salida cardiaca del SNS de una manera análoga a los POTS neuropáticos, lo que podría incluir la acumulación venosa esplácnica o un fracaso de la vasoconstricción reflexiva durante el ortostatismo.

3.-El SARS-CoV-2 puede invadir el tronco encefálico y alterar las funciones de los centros medulares, lo que resultaría en un aumento de los flujos de salida simpáticos centrales de una manera análoga a la cardiopatía de takotsubo. A la vez podría existir alteraciones en la perfusión cerebral (oxigenación del cerebro) que se manifiestan con "niebla cerebral".

4.- La autoinmunidad, la respuesta ante una infección viral se regula de una manera compleja y dinámica. Equilibrando el ataque al virus sin atacar a nuestras propias células. 

3.3.3 Diagnóstico POTS por COVID 19


4. LONG COVID y Sector Salud.

A la fecha existen grandes interrogantes sobre el Long COVID por que aún se desconoce si se trata de un trastorno autolimitado que pueda resolverse en varios meses o que dure años, se desconoce cuál es la fisiopatología subyacente (¿hipovolemia, inflamación, autoinmunidad?), se postulan diferentes tratamientos sin una evidencia clara (farmacológicos y no farmacológicos), destacándose que el ejercicio físico podría ser considerado como una opción válida en la recuperación de estos pacientes. 

Así pues, aunque la mayoría de las personas con enfermedad COVID-19 se recuperan por completo, otras seguirán experimentando síntomas crónicos y diversos, incluidas las manifestaciones autónomas del POTS que deberán tener en cuenta los médicos a la hora de valorar a estos pacientes. 

Dada la heterogeneidad de la presentación clínica de la COVID-19, es fundamental que los médicos cuenten con herramientas sencillas para evaluar y monitorizar las consecuencias de la enfermedad en la función respiratoria y el estado funcional de los pacientes. 

Considerando el gran número de supervivientes de la COVID-19 que requieren seguimiento, es necesario contar con instrumentos reproducibles para identificar a los pacientes que sufren una recuperación lenta o incompleta. En este último caso, la conexión entre POTS y COVID-19 sería porque el SARS-CoV-2 es actualmente un virus comúnmente diagnosticado, y no debido a un mecanismo único de COVID-19 que causa POTS. ¿Estos pacientes tienen evidencia objetiva de anomalías en las pruebas autónomas? ¿Otras anomalías fisiopatológicas objetivas? Aclarar esta pregunta tendrá implicaciones significativas para definir los tratamientos óptimos para estos pacientes y ayudará a orientar el uso razonable de los recursos sanitarios.

 Para mejores tratamientos para Long-COVID POTS se necesita investigar y participación colaborativa en estudios para saber si ¿Podría ser beneficioso el reciclaje del ejercicio para algunos pacientes con POTS? O Puede ser que requieran diferentes tratamientos dirigidos a esta subpoblación de pacientes. 

 

Qué se les recomienda a los trabajadores del sector salud.

 

1.- Comprender la carga de síntomas incapacitantes que sienten los pacientes e impactan a la familia.

2.- Diagnosticar y gestionar casos a nivel local.

3.- Trabajar bajo un enfoque holístico de equipos interdisciplinarios, ya que el manejo del Long COVID debe incluir el abordaje integral de las comorbilidades nuevas y preexistentes del paciente.

4.- Contar con servicios de rehabilitación multidisciplinaria, es decir, Fisioterapeuta, Cardiólogo, Neumólogo, Neurólogo, Psicólogo y Terapeuta Ocupacional.

5.- Desarrollar, publicar y usar estándares y protocolos para que la investigación y la administración de los cuidados de salud sean consistentes donde quiera que se reciba al paciente.

6.-Mayor desarrollo de la base de conocimientos y de los servicios clínicos.

7.- Recopilar y analizar de forma proactiva datos sobre Long COVID donde los pacientes deben ser socios en este esfuerzo.

8.- Se debe realizar un esfuerzo dedicado dentro de las comunidades científica y médica para comprender la historia natural de COVID-19 y sus secuelas, ya que la atención óptima al paciente depende de ello.

Conclusión

 Existen preocupaciones sustanciales, pero no hay datos publicados, sobre un posible aumento del riesgo de COVID-19 en personas con POTS. Por el contrario, se puede anticipar una mayor incidencia de POTS en pacientes con COVID-19.

En pacientes recuperados, las secuelas post-agudas de COVID-19 pueden incluir disautonomía, en la que los cambios en el funcionamiento de ≥1 componentes del sistema nervioso autónomo (ANS) afectan negativamente a la salud.  Como ocurre con el POTS.  

Factores vírales como las mutaciones del COVID-19 + Factores del huésped como son edad, comorbilidades, inmunosupresión + interacción virus y huésped, ayudan a poder explicar los diferentes niveles de daños a nivel neurológico en el ser humano. 

Ser infectado por COVID-19 causa en la persona estrés emocional, físico y biológico por eso es importante que el sector salud conozca el efecto del COVID-19 sobre el Sistema Nervioso Autónomo Extendido que incluye al sistema neuroendocrino- inmunológico y su respuesta, para mejores tratamientos que ayuden a los pacientes.  

Para poder saber los daños y su impacto del COVID-19 en el sistema inmune-endocrino es importante contar con estudios de pacientes durante la etapa posterior a la enfermedad. 

Los pacientes infectados con SARS-CoV-2 pueden desarrollar una amplia gama de manifestaciones clínicas que incluyen fatiga, mialgias y disfunción gastrointestinal. Lo que lleva al descondicionamiento, la pérdida de peso y la hipovolemia, que se sabe que predisponen a la intolerancia ortostática. Por lo tanto, se esperaría que los pacientes con un curso prolongado de infección por COVID-19 o con síntomas postinfecciosos persistentes tengan un mayor riesgo de desarrollar intolerancia ortostática relacionada con esos factores. Además, la ansiedad y el insomnio relacionados con la salud en relación con la propia COVID-19 o las medidas relacionadas con la enfermedad, como la cuarentena son factores de riesgo probables para empeorar o surgir un estado hiperadrenérgico y desacondicionamiento, lo que aumenta aún más el riesgo de síntomas autónomos resultantes.

Los síntomas compatibles con la Intolerancia Ortostática (IO) e encuentran comúnmente en la clínica post-COVID del hospital Mayo Clinic, puede sugerir que la IO postinfecciosa es más común después de COVID-19 en comparación con otras infecciones virales. 

Se puede anticipar una alta frecuencia de estrés postraumático, que podría estar relacionado con la activación del Sistema Nervioso Autónomo Extendido, por eso las pruebas de función autónoma deben incluir el componente neuroendocrino y componente neuro inmune a nivel humoral y celular. 

El COVID-19 es una oportunidad única para comprender los mecanismos de los síndromes del sistema autónomo luego de una infección que involucran al sistema circulatorio.  

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