Mi vida con epilepsia :

Sobre mí: Aurora, 37 años, y una vida que no se rinde


Sobre mí: Aurora, 37 años, y una vida que no se rinde


Hola, soy Aurora. Tengo 37 años y quizá algunos ya conocen mis artículos, pero nunca había escrito sobre mi vida. Hoy quiero compartirla, porque detrás de cada palabra que escribo hay una historia que merece ser contada.


A los 17 años me diagnosticaron epilepsia. Mi vida cambió por completo. Tuve que dejar la escuela durante un año mientras los médicos encontraban el tratamiento adecuado. Y lo lograron. Me inscribí en la Prepa Abierta y la terminé en un año y medio. Después hice el examen de ingreso a la UNAM… y me quedé. Estudié Pedagogía y me titulé.


Durante esos años viví una vida “normal”, aunque con ciertas restricciones: nada de comida enlatada, cafeína, desvelos, antros, música fuerte, juegos mecánicos, fumar… Pero no me afectaron,  disfrutaba más las bibliotecas y los museos que cualquier otra cosa.


No faltó el médico que dijo que yo me provocaba las crisis, que eran producto de trastornos de ansiedad. Me hicieron pruebas psiquiátricas y lo único que salió “mal” fue que mi coeficiente intelectual era sobresaliente. Mis padres pidieron una segunda opinión y fuimos al Instituto Nacional de Psiquiatría. Ahí me realizaron una serie de estudios que confirmaron lo que yo ya sabía: mi epilepsia no era provocada por mí. Además, era hormonal. Cada vez que me bajaba el periodo, convulsionaba. Todos los síntomas que otros doctores atribuían a un “desorden mental” eran, en realidad, manifestaciones de epilepsia.


Me enseñaron a vivir con ella. A enfrentar el bullying. Y me fue súper.


En la escuela, nadie sabía que tenía epilepsia. Solo mis amigas más cercanas. Hasta que en una clase alguien dijo que los epilépticos eran “tontos” y “retrasados mentales”. Me levanté y le pregunté a la chica que expuso el tema:  

—¿Cuál es tu promedio?  

—Ocho —me respondió.  

—Yo tengo 9.77. ¿Sabes cuál es la diferencia entre tú y yo?  

—No.  

—Que yo tengo epilepsia .


Todos se quedaron en silencio. Y luego dijeron: *“woooow”*.  

Así como yo, muchos genios como Julio César, Einstein o Van Gogh también la tuvieron.


Después vinieron los

"Pero te ves normal."

"Por eso tu mami te deja y te recoge, ¿verdad? Porque no

"¿Qué se debe hacer?


Mientras vivía con epilepsia, viajé con mis compañeras de escuela a Morelia para hacer trabajos de investigación. Todo normal. Hoy llevo 10 años sin una crisis. Trabajé como adjunta de maestro en la UNAM y en el departamento de investigación de la misma universidad.

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